Sobre el origen de este Blog

Este blog tiene un hermano gemelo, Mitos Latinoamérica, que tiene una gran acogida (2'050.000 visitas). Hay semejanzas entre los dos blogs, pues ambos narran productos psíquicos. Pero la diferencia es que en aquel, yo lo alimento periódicamente con mitos de América Latina, mientras que en este blog, son los lectores mismos los que lo alimentan, al contar sus mitos personales, que son los sueños.

Así que este blog vivirá de la caridad pública, de las “donaciones” ANÓNIMAS de sueños que hagan los visitantes. Aunque son aportes de gran riqueza, no representan un valor económico sino simbólico. Este blog busca constituirse en el cajero automático de un gran Banco de Sueños, en el que cualquier lector pueda consignar sus sueños para compartirlos con los demás. Cada noche nuestra mente produce cantidades de sueños que en su enorme mayoría se olvidan y se pierden para siempre. Así que deseamos crear este espacio en el que la gente pueda compartir este hermoso material.

Acá no intentaré interpretarlos porque para hacerlo se requieren las asociaciones de los soñantes, algo imposible en un espacio como este. Pero como soñante y como terapeuta que analiza sueños en mi consulta particular, tengo la convicción de que debemos evitar que los sueños individuales se sigan extraviando noche tras noche para siempre.

Mi aporte será: 1) publicar en la columna derecha una selección de artículos que hablen sobre los sueños. 2) Clasificar los sueños en categorías, según los temas que traten. 3) Corregir la ortografía; sé que los sueños no tienen ortografía y que lo que hago es una intromisión, pero tengo una tara profesional de docente que me hace imposible publicar algo con errores ortográficos.

Así que demos comienzo a las donaciones de sueños. Pueden donarlos enviando sus sueños al correo adejungcol@gmail.com, y yo los transcribiré como Entrada al Blog.

Un saludo cordial,

Juan Carlos Alonso

Editor del Blog


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martes, 9 de junio de 2020

Agujas en todo el cuerpo

País: Argentina.

Sexo: Femenino

Sueño:

Estaba en algún lugar que no conozco. Podría ser una escuela, o quizás un instituto. Creo que sin ser, se parece al instituto de Santa Rosa donde cursé mi primer carrera.
Recuerdo unos pupitres dispersos por el aula y a unas personas levantándose de ellos y saliendo afuera. Me vi a mí misma haciendo lo mismo que los demás como si estuviera en dos lados a la vez: en esos pupitres del alumnado, levantándome y saliendo; y en el escritorio del docente, viéndome hacer lo ya dicho. 
De pronto no sé qué sucedió pero me di cuenta que alguien (no se quién) que se portaba amistosamente conmigo, tenía mucha maldad y buscaba vengarse de mi y de otros que también habían participado en algo conmigo. En eso descubrí que tenía unas agujas muy grandes clavadas en mi cuerpo: una mi pecho, otra en la pelvis, y otra más en la espalda a la altura de las vértebras lumbares. 
Las extraje sintiendo muchísimo dolor, y en ese momento vi a esa persona malvada (ahora que estoy despierta no logro distinguir, ni recordar, si era hombre o mujer) que pareció flotando en el aire con todo su cuerpo esfumado en una nube oscura. Lo único definido era su rostro cargado de una expresión de enojo, furia y agresividad. 
Aunque ya me había sacado las agujas, volví a notar que las tenía incrustadas nuevamente, y comencé a sacarlas como si fuera la primera vez que lo hacía, al menos así lo sentía en el sueño, donde tenía presente la vez anterior, pero sentía esta vez, que era como si fuera la primera vez. 
Quería avisarle a otras personas lo sucedido y advertirles que lo que me había pasado a mí, podía pasarles a ellos. De pronto estaba rodeada de personas mostrándoles cómo sacarse las agujas que - una vez mas - tenía clavadas. En el sueño no entiendo cómo esa figura lograba clavarme esas cosas sin que me entere… empecé a sacar de a una aguja a la vez… ya no dolían… sentía el cuerpo anestesiado y adormecido. Comencé a saber que junto con las agujas, me habían inyectado algo en el cuerpo…lo que sea que me hayan inyectado ya estaba adentro mío y me quedaba poco tiempo antes de que mi sobrevivencia deje de depender de mi. Empecé a sentir que no hay voluntad alguna que pueda revertir el proceso iniciado y que mi cuerpo ya no responde a ella. Sentí que moría. 

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