Sobre el origen de este Blog

Este blog tiene un hermano gemelo, Mitos Latinoamérica, que tiene una gran acogida (2'050.000 visitas). Hay semejanzas entre los dos blogs, pues ambos narran productos psíquicos. Pero la diferencia es que en aquel, yo lo alimento periódicamente con mitos de América Latina, mientras que en este blog, son los lectores mismos los que lo alimentan, al contar sus mitos personales, que son los sueños.

Así que este blog vivirá de la caridad pública, de las “donaciones” ANÓNIMAS de sueños que hagan los visitantes. Aunque son aportes de gran riqueza, no representan un valor económico sino simbólico. Este blog busca constituirse en el cajero automático de un gran Banco de Sueños, en el que cualquier lector pueda consignar sus sueños para compartirlos con los demás. Cada noche nuestra mente produce cantidades de sueños que en su enorme mayoría se olvidan y se pierden para siempre. Así que deseamos crear este espacio en el que la gente pueda compartir este hermoso material.

Acá no intentaré interpretarlos porque para hacerlo se requieren las asociaciones de los soñantes, algo imposible en un espacio como este. Pero como soñante y como terapeuta que analiza sueños en mi consulta particular, tengo la convicción de que debemos evitar que los sueños individuales se sigan extraviando noche tras noche para siempre.

Mi aporte será: 1) publicar en la columna derecha una selección de artículos que hablen sobre los sueños. 2) Clasificar los sueños en categorías, según los temas que traten. 3) Corregir la ortografía; sé que los sueños no tienen ortografía y que lo que hago es una intromisión, pero tengo una tara profesional de docente que me hace imposible publicar algo con errores ortográficos.

Así que demos comienzo a las donaciones de sueños. Pueden donarlos enviando sus sueños al correo adejungcol@gmail.com, y yo los transcribiré como Entrada al Blog.

Un saludo cordial,

Juan Carlos Alonso

Editor del Blog


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martes, 18 de febrero de 2014

Fisiología básica de los sueños

Por Juan Carlos Alonso

Aunque este Blog da prioridad a los aspectos psicológicos de los sueños, un aspecto igualmente fascinante es lo que ocurre en los soñantes desde la óptica fisiológica. Esto se refleja en las dos vías diferentes que ha seguido el estudio de los sueños desde hace algunas décadas: una experimental, con un enfoque neurofisológico que estudia los sueños “desde afuera”, y una segunda aproximación que los estudia “desde dentro”, analizando los recuerdos de los sueños. En este segundo abordaje, están las aproximaciones freudiana y junguiana. 

¿Qué estadios del sueño se conocen el día de hoy?



En este gráfico podemos ver que en el ser humano, una noche de sueño comienza con la fase de adormecimiento; siguen luego 4 diferentes estadios en los que la actividad eléctrica es cada vez más lenta. Por eso, se llaman estadios de "sueño lento". Cuando se despierta a los soñantes durante estos períodos no recuerdan haber estado soñando.

Pero luego llega una nueva fase en la que se produce una actividad cortical rápida, acompañada por los famosos movimientos rápidos de los ojos (MOR o REM), y por la desaparición total del tono muscular. A veces pueden presentarse movimientos en algunos músculos pequeños de la cara que se manifiestan en sonrisas o gestos. Cuando se despierta al soñante durante esta fase, éste recuerda que estaba soñando. Esta nueva fase se ha llamado de muchas formas pero las más conocidas son: la fase REM o la "Sueño Paradójico". ¿Por qué lo de paradójico? Porque hay una actividad cerebral intensa mientras hay una actividad muscular cero.

Pero volviendo al gráfico, luego de la fase de adormecimiento, siguen los 4 estadios de sueño lento durante hora y media, y luego aparece la primera fase de sueño paradójico por un lapso de 20 minutos, luego se reinician los estadios de sueño lento por otra hora y media y así sucesivamente. La duración de cada fase de sueño paradójico va aumentando un poco cada vez hasta unos 25 minutos. Así, en el curso del dormir de una noche, aparecen 4 o 5 fases de sueño paradójico. Esto suma alrededor de 100 minutos, que equivalen a un 20% de la duración del dormir. Y siempre se produce esta transición entre la vigilia y el sueño paradójico. El único caso en el que se pasa de manera inmediata de la vigilia al soñar es en la catalepsia.

El recuerdo de los sueños depende del momento en que se despierta al soñante. Cuando se despierta a una persona que está atravesando la fase de sueño paradójico, es capaz de recordar de manera muy precisa el sueño, con muchos detalles sobre las imágenes con colores y gran intensidad emotiva. Por el contrario, el recuerdo es cada vez más borroso e incoloro en la medida en que las personas son despertadas en períodos cada vez más distantes del final de una de estas fases de sueño paradójico, .

Si agrupamos las diferentes etapas del sueño, tendríamos 3 fases claramente diferenciadas: la de vigilia, la de sueño lento y la de sueño paradójico. Acá podemos ver los tres estadios en diferentes medidas de electros: 1) el movimiento rápido de los ojos (REM), 2) el tono muscular, y 3) la actividad cortical.




La conclusión es que el momento del sueño es diferente al de la vigilia y al del dormir. Y que es realmente un tercer estado del cerebro tan diferente del dormir, como el del dormir lo es de la vigilia.

¿Los seres humanos sueñan igual en sus diferentes etapas de vida? No. Entre menos maduro está el ser humano recién nacido más tiempo necesita dedicar al sueño paradójico. Los bebés requieren dedicar de un 50 a un 60% de su dormir al sueño. Pero con el paso de los años, el ser humano necesita cada vez de menos tiempo dedicado al soñar.

¿Los animales sueñan?

Algunos. Las aves y todos los mamíferos sueñan. También los vertebrados superiores (gatos, perros, caballos, etc), pero no vertebrados inferiores. Nadie ha podido registrar el sueño en los peces, anfibios y reptiles. 

Sin embargo, existen grandes variaciones en la duración de los sueños. Contra los 100 minutos en promedio que sueña el ser humano, la gallina sueña sólo 25 minutos cada noche, 90 minutos el chimpancé, y el campeón de los soñadores es el gato doméstico que sueña durante 200 minutos. 

Pero, ¿por qué la máquina de soñar no funciona de manera continua sino periódica?

La hipótesis más atractiva es el índice de seguridad y es que los animales que duermen de manera más segura pueden darse el lujo de soñar de manera más tranquila que los animales que viven en riesgo permanente de ser atacados. Es decir, los depredadores sueñan más que los animales cazados. Parece como si los mecanismos de seguridad impidieran que el sueño paradójico se produjera durante la vigilia y durante el adormecimiento. El sueño sólo es posible después de pasar por varios sistemas de seguridad y constituye una forma de adaptación y de supervivencia muy eficaz, ya que al estar soñando, el animal está en su estado más alto de vulnerabilidad. Está ciego, sordo y paralizado. Así que los animales y los seres humanos sólo pueden soñar cuando se sienten seguros. En las fases previas hay posibilidad de despertar si hay peligro, pero poco a poco se va relajando hasta sumergirse en un sueño profundo. 

Como los animales víctimas de los depredadores rara vez se encuentran en total seguridad, pues duermen poco y con un sueño muy ligero y la duración total del soñar paradójico no pasa de 15 a 20 minutos por noche, mientras que los cazadores carnívoros, que gozan de completa seguridad y por eso duermen mucho y la duración del sueño paradójico puede sobrepasar, como en el caso de los felinos, los 200 minutos.

¿Cuál es la finalidad de soñar?

Es fácil responder a la pregunta de para qué duerme el ser humano, ya que el dormir hace parte de las formas de descanso, en el ciclo vigilia-dormir. Sin embargo, no es tan fácil responder al para qué se sueña, desde el punto de vista fisiológico. Pero, los estudios parecen señalar que también el soñar hace parte de la necesidad del organismo de descansar. Es decir, que la falta de soñar parece perturbar el reposo reparador del organismo. Además, si se le impide al soñante terminar sus sueños mientras duerme, el sujeto comenzará a tener pensamientos de tipo onírico durante los estados de vigilia. Pero, para los biólogos es un tema difícil el que los sueños existan y que hayan aparecido en la escala evolutiva como un factor de desarrollo. 

El soñar presenta muchas paradojas: 

La primera es que no se comprende fácilmente que los sueños puedan ser una ventaja evolutiva, si corresponden al estado en el que el ser humano y los demás animales son más vulnerables y cuando el cerebro cierra su puerta al exterior.

La segunda paradoja es la menos impactante por lo que es de todos conocida, y es la conexión psicosomática que hay entre los contenidos de los sueños y algunas manifestaciones vegetativas. Eso sucede cuando algunos sueños angustiosos pueden causar cambios en el ritmo respiratorio o el ritmo cardiaco. 

Hay otras paradojas que quisiera resaltar pues las veo relacionadas con lo psicóideo, o sea en esa frontera ambigua entre lo psíquico y lo físico, entre la mente y el cuerpo, entre el espíritu y la materia. Una tercera paradoja es más sorprendente y se refiere a los llamados “sueños lúcidos” y es que algunas investigaciones de la neurofisiología han estudiado los casos de personas que logran estar conscientes dentro de la inconsciencia del sueño. Pero que además logran conectarse desde el mundo interno de los sueños con algunas manifestaciones exteriores. 

Se da el nombre de sueños lúcidos a aquellos sueños en los que el individuo, en el momento en que está soñando, tiene consciencia de que está soñando. Es la diferencia entre un sueño normal en el que el soñante dice: “Soñé que estaba volando y estaba seguro de que no estaba soñando”, y un sueño lúcido en el que el soñante dice: “Soñé que volaba y en ese momento estaba seguro de que era un sueño”. Estos sueños lúcidos no son muy frecuentes pues se presentan en un 1 o 2% de los recuerdos de sueños. Este fenómeno es muy importante para los neurofisiólogos que analizan el sueño desde fuera.
 
Desde la psicología profunda que analiza el sueño desde dentro, este fenómeno no era tan importante. ¿Por qué? Si revisamos el grado de consciencia de un sueño, encontramos tres posibilidades: 1) que en el sueño, uno no se ve a sí mismo porque hace parte del drama del sueño, 2) cuando uno mira las imágenes del sueño como quien mira una película y se ve como un actor más, 3) cuando el soñante tiene la impresión que está soñando que sueña. Para Jung los sueños tienen una mayor capacidad transformadora en la medida en que haga parte del drama pues está más comprometido emocionalmente. En los otros dos casos, el sueño no parece tan real y por eso disminuye su efecto emocional.  

Se podría pensar cuando se lee sobre estas experiencias con sueños lúcidos, que ahí podría estar la explicación para los estados de sonambulismo. Todos hemos oído hablar del sonambulismo. Un niño sonámbulo es capaz de levantarse de la cama, abrir la puerta, e ir a buscar algo de comida de la nevera y acostarse de nuevo. Si se le despierta cuando está caminando, el niño no sabe por qué está ahí de pie, pues no se acuerda de nada porque los mecanismos de la memoria están suprimidos. Este estado de sonambulismo es más frecuente de lo que uno cree, pues puede ocurrir en el 10% de los casos de niños o adolescentes de menos de 15 años.

Pero definitivamente, no se da esta explicación. El estado de sonambulismo no ocurre durante la fase de sueño paradójico. Aparece durante la fase de ondas lentas (la 3 o la 4). Se interpreta como un despertar incompleto del cerebro.  Es otra paradoja y otro misterio, pues hasta ahora siempre se había creído que la actividad cortical era un requisito para la atención consciente. Pues bien, acá tenemos a una persona moviéndose y con un comportamiento dirigido hacia una finalidad, en ausencia de actividad cortical. Dice Michel Jouvet que eso lleva a los neurobiólogos a un acto de humildad en el saber. 

La cuarta y última paradoja resulta de estudios en genética y concretamente de la influencia de la herencia en la personalidad humana. 

Son famosos los debates que se han dado en psicología entre los defensores de que la personalidad es producto del ambiente contra los defensores de que es la herencia la que más influye en la personalidad. En 1984 aparecen los resultados de Bouchard que inclinó bastante la balanza hacia el efecto de la herencia. Él trabajó con 30 pares de gemelos monocigóticos adultos criados desde su nacimiento en ambientes completamente diferentes, y creo que para recordarles los resultados sólo me basta leer el caso de los gemelos Jim. El reporte dice: 

Un ejemplo tomado de Bouchard (Helden, 1980; Bouchard, 1984), permite ilustrar sin duda, en dos casos excepcionales, el tema del determinismo genético de la individualización psicológica. Los gemelos Jim fueron criados desde su primera infancia en familias diferentes del Medio Oeste estadounidense. Se encontraron 39 años más tarde en la Universidad de Minnesota donde fueron estudiados por Bouchard. Parece normal que su historia somática o patológica fuera similar. Ambos sufrían de hemorroides. Su frecuencia cardiaca, su tensión arterial, su electroencefalograma y el tipo de sus trazos poligráficos de sueño eran idénticos. Habían engordado inexplicablemente 5 kilos hacia la misma época y sufrían de migrañas desde la edad de 18 años. Más sorprendente, sin duda, es la historia de sus vidas afectivas pues éstas parecen haber tomado el mismo camino. Ambos se divorciaron de una primera esposa llamada Linda y se volvieron a casar con una mujer llamada Betty. Ambos habían bautizado a su perro Toy y a su hijo James Allan y James Alan, respectivamente. Ambos ocupaban su tiempo de ocio en la ebanistería y se mordían las uñas.

Nadie se asombra del parecido físico de los gemelos, así hayan crecido en ambientes distintos, pero uno sí se asombra del parecido psicológico. ¿Cómo explicar que se conserven rasgos invariables de la personalidad en gemelos que fueron criados en ambientes diferentes durante toda su vida? La teoría de Jouvet es: “Se puede entonces proponer la hipótesis de que una de las funciones del sueño paradójico es la de reprogramar constantemente el cerebro. Esta programación que podría ser comparada con un aprendizaje genético interno reforzaría o borraría las huellas del aprendizaje externo que ocurre durante la vigilia. Según esta hipótesis, la actividad onírica periódica representaría la reprogramación de las reacciones inconscientes que son responsables de la personalidad y de las diferencias individuales de comportamiento en sujetos sometidos a las mismas condiciones ambientales”. 

Es decir, su hipótesis es que habría una programación hereditaria en la que se suma lo colectivo y lo individual (lo que para mí tiene muchas asociaciones con la teoría junguiana) y que los sueños paradójicos, o sea los sueños comunes que todos tenemos, tendrían la función de contrarrestar la influencia del entorno, reprogramando cada noche los contenidos de la herencia. 


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