Sobre el origen de este Blog

Este blog tiene un hermano gemelo, Mitos Latinoamérica, que tiene una gran acogida (2'050.000 visitas). Hay semejanzas entre los dos blogs, pues ambos narran productos psíquicos. Pero la diferencia es que en aquel, yo lo alimento periódicamente con mitos de América Latina, mientras que en este blog, son los lectores mismos los que lo alimentan, al contar sus mitos personales, que son los sueños.

Así que este blog vivirá de la caridad pública, de las “donaciones” ANÓNIMAS de sueños que hagan los visitantes. Aunque son aportes de gran riqueza, no representan un valor económico sino simbólico. Este blog busca constituirse en el cajero automático de un gran Banco de Sueños, en el que cualquier lector pueda consignar sus sueños para compartirlos con los demás. Cada noche nuestra mente produce cantidades de sueños que en su enorme mayoría se olvidan y se pierden para siempre. Así que deseamos crear este espacio en el que la gente pueda compartir este hermoso material.

Acá no intentaré interpretarlos porque para hacerlo se requieren las asociaciones de los soñantes, algo imposible en un espacio como este. Pero como soñante y como terapeuta que analiza sueños en mi consulta particular, tengo la convicción de que debemos evitar que los sueños individuales se sigan extraviando noche tras noche para siempre.

Mi aporte será: 1) publicar en la columna derecha una selección de artículos que hablen sobre los sueños. 2) Clasificar los sueños en categorías, según los temas que traten. 3) Corregir la ortografía; sé que los sueños no tienen ortografía y que lo que hago es una intromisión, pero tengo una tara profesional de docente que me hace imposible publicar algo con errores ortográficos.

Así que demos comienzo a las donaciones de sueños. Pueden donarlos enviando sus sueños al correo adejungcol@gmail.com, y yo los transcribiré como Entrada al Blog.

Un saludo cordial,

Juan Carlos Alonso

Editor del Blog


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lunes, 28 de septiembre de 2020

El abrazo de la niñita aparecida

 País: Guatemala

Sexo: Masculino

Sueño:

Estaba en un cuarto con mi esposa, preparándome mucho para dormir nuevamente. Para ello, buscaba fósforos y lámparas suficientes. El motivo era que había en mi mesita de noche dos fotos de niñas metidas en diminutos sobres. Mi temor era que en la noche anterior, había tomado en mis manos una de esas fotos y había sucedido que al tocarla, una de esas niñas se había aparecido a mi lado y me había abrazado, sin poderme yo soltar de ella, por más que lo intentaba una y otra vez. Finalmente lo lograba, luego de hacer mucha fuerza. Era una niñita blanca, de carita redonda, pelo negro y con capul largo. La niñita no me hablaba absolutamente, y era igualita a la foto diminuta del sobre. Vestía un uniforme azul oscuro de colegio. Como yo no quería que se me volviera a aparecer, buscaba tanto que hubiera fósforos y velas suficientes. Curiosamente el sobrino de mi esposa ya me lo había advertido. Me había dicho que no hiciera nada con esas fotos porque a él le había sucedido exactamente lo mismo del abrazo de la niña. Decidíamos salir con mi esposa a la calle a buscar los fósforos y las velas. Era una noche fría y el piso estaba mojado por haber llovido. Mi esposa se me adelantaba y yo la veía luego llamándome desde una tienda al otro lado de la calle. Yo veía que ella había encontrado lo que buscábamos. Yo miraba mi cartera para ver si tenía dinero. Tenía relativamente poco pero alcanzaba. Pasaba la calle para reunirme con ella.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Le pido a Dios una suerte

País: Ecuador

Sexo: Masculino

Sueño:

Estoy en un ágape que podría ser de fin de año. Estoy con María. Estamos en una terraza amplia, encima de un edificio de estilo clásico. Es de día, hay mucha luz, sol, aire fresco. Llega el momento de despedirnos de las otras personas, a las que no les veo, pero sé que están sentadas alrededor de algo así como un gran círculo o un ruedo de forma ovalada. Para terminar nuestra estadía en el ágape, María se levanta y toma una dirección hacia la derecha, bordeando el ruedo de personas como se dice “en dirección de las agujas del reloj”. Por el contrario, yo tomo hacia la izquierda y bordeo el ruedo, de modo que los dos nos encontramos uno frente al otro cuando hemos recorrido la respectiva mitad del ruedo. Nos encontramos y nos ponemos de cara ya no al grupo de personas, sino de espaldas al mismo. De hecho, nunca veo a esas personas. Estamos los dos al borde de esa terraza, de cara a un gran jardín que lo tenemos en frente, como en nuestro “horizonte”.  Era un jardín grande, extenso, ordenado, armónico, colorido, claro, con caminitos entre las secciones de flores de colores pasteles, sin una sola persona en su espacio. Para observar ese bello jardín María y yo nos agachamos un poco, como que doblamos nuestras espaldas y nos afirmamos sobre las rodillas… De pronto detrás de nosotros aparece un niño de unos 9 años de edad… ¿cómo le veo si está a mis espaldas?  El niño es blanco, delgado, pelito corto, lleva vestido ligero de colores claros… El niño nos pide que le ayudemos a identificar una planta que está en medio de otras en un lugar del jardín, la planta es de tallo delgado, tiene como unos 80 centímetros de alto, y en su punta tiene una flor de color azul prusiano y numerosos pistilos dirigidos hacia el cielo… Al pedido del niño yo le respondo: mejor pídele eso a tu abuelita, ella tiene una cultura de las flores, yo apenas alcanzo a tener una cultura urbana. Entonces me recojo sobre mí mismo, ahora sí estoy casi en cuclillas, y me digo: Te pido Dios que me des la suerte de tener una casa tan bella como esta. Al decir esto siento ganas de llorar, de hecho lloro un poco, pero suspendo esta emoción pues me digo, no vale que las otras personas que están por aquí me vean que estoy llorando. Entonces se acaba el sueño.