País: Ecuador
Sexo: Masculino
Sueño:
Estoy en un ágape que podría ser de fin de año. Estoy con María. Estamos en una terraza amplia, encima de un edificio de estilo clásico. Es de día, hay mucha luz, sol, aire fresco. Llega el momento de despedirnos de las otras personas, a las que no les veo, pero sé que están sentadas alrededor de algo así como un gran círculo o un ruedo de forma ovalada. Para terminar nuestra estadía en el ágape, María se levanta y toma una dirección hacia la derecha, bordeando el ruedo de personas como se dice “en dirección de las agujas del reloj”. Por el contrario, yo tomo hacia la izquierda y bordeo el ruedo, de modo que los dos nos encontramos uno frente al otro cuando hemos recorrido la respectiva mitad del ruedo. Nos encontramos y nos ponemos de cara ya no al grupo de personas, sino de espaldas al mismo. De hecho, nunca veo a esas personas. Estamos los dos al borde de esa terraza, de cara a un gran jardín que lo tenemos en frente, como en nuestro “horizonte”. Era un jardín grande, extenso, ordenado, armónico, colorido, claro, con caminitos entre las secciones de flores de colores pasteles, sin una sola persona en su espacio. Para observar ese bello jardín María y yo nos agachamos un poco, como que doblamos nuestras espaldas y nos afirmamos sobre las rodillas… De pronto detrás de nosotros aparece un niño de unos 9 años de edad… ¿cómo le veo si está a mis espaldas? El niño es blanco, delgado, pelito corto, lleva vestido ligero de colores claros… El niño nos pide que le ayudemos a identificar una planta que está en medio de otras en un lugar del jardín, la planta es de tallo delgado, tiene como unos 80 centímetros de alto, y en su punta tiene una flor de color azul prusiano y numerosos pistilos dirigidos hacia el cielo… Al pedido del niño yo le respondo: mejor pídele eso a tu abuelita, ella tiene una cultura de las flores, yo apenas alcanzo a tener una cultura urbana. Entonces me recojo sobre mí mismo, ahora sí estoy casi en cuclillas, y me digo: Te pido Dios que me des la suerte de tener una casa tan bella como esta. Al decir esto siento ganas de llorar, de hecho lloro un poco, pero suspendo esta emoción pues me digo, no vale que las otras personas que están por aquí me vean que estoy llorando. Entonces se acaba el sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario