"Tonterías, niña", replico la abuela. "Nadie puede hacerlo".
En ese momento, la niña despertó, se sentó en la cama, miro a su alrededor, se tendió y volvió a dormirse.
Como a veces sucede, retomó el mismo sueño ahora la abuela la miro y dijo: "¡Dios mío!, ¿cómo hiciste eso, niña?
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